La Pesca

UN DÍA DE PESCA

 Santos Calderón Carmen

Mientras el fuerte susurro del viento inquieta las aguas de nuestro mar paiteño, el pescador “alista”(prepara) inquietantemente sus herramientas de pesca para ir en busca de una faena provechosa y buena. Ellos se “echan”(zarpan) a la mar contra viento y marea entre las 5 y 6 de la tarde de todos los días, para hacer un recorrido de unas dos horas aproximadas, y empezar a buscar el lugar donde los peces den “señal de vida” y así lanzar las redes con el esfuerzo de todos los tripulantes de la embarcación. En los momentos en que se realiza el recorrido unos bromean, otros conversan, juegan o simplemente duermen para cuando se les requiera estén aptos a trabajar.

              En cada embarcación pesquera artesanal trabajan entre 8 a 10 personas. Uno a uno deben ir bien equipados: botas, capuchas, guantes, chompas, pantalones, cuchillo, gorros, etc. Para así realizar con eficacia su labor. Y aún más, esta vestimenta es útil en tiempos de invierno donde el frío hace presa fácil de los pescadores.

Cuando las herramientas están listas para ir en busca de la pesca, todos deben permanecer atentos y estar preparados porque una vez que se encuentre “lo buscado”, el patrón (el que dirige la embarcación) comunicará a cada uno de ellos instalarse en el lugar adecuado y lanzar la red para empezar la faena. Soltada la red se empieza a rodear el cardumen hasta que quede totalmente encerrado. Luego deben empezar de nuevo a jalar y alzar toda la red. Mientras ello va sucediendo la fuerza y la rapidez de los pescadores debe ser especial, o lo que ellos llaman “maña” (habilidad para realizar con facilidad su jornada).

En el momento que ya han levantado toda la herramienta de trabajo (red) se empieza a desembolsar el pescado y se deja caer en la bodega (depósito) de la embarcación. En esos instantes los pescados dan muestra de querer seguir viviendo, pero el aleteo cada vez es menos intenso y así se da vida y alegría a la labor de los pescadores; en tanto que los pescados “pierden su vida” al haber sido atrapados por los “hombres de mar”.

El cocinero es uno de los tripulantes importantes porque mientras los demás integrantes de la embarcación se encuentran “arreglando el pescado”, éste debe ir preparando el café para todos y de paso también se prepara un “sudado de pescado” con el fin de reponer todas las fuerzas gastadas en la labor pesquera. Y de vez en cuando, él, también debe ayudar en la faena a los demás.

Si la jornada fue “buena” regresan a tierra y entregan el pescado a las grandes fábricas del puerto; y si no fue provechosa la pesca, entonces recorren el mar hasta encontrar nuevamente un cardumen, e irán regresando acompañados de los albores de la mañana para preparar y zarpar con una nueva ilusión y visión.

Asimismo las familias de los pescadores elevarán, nuevamente, oraciones a Dios en pos de protegerlos y “pedir” les vaya bien en su faena diaria. Al amanecer esperarán impacientes la llegada del papá con el alimento que pueda nutrirlos, alegrándose de ver a su progenitor con vida. Porque el mar es, muchas veces, traicionero y en cualquier momento actúa ayudado por el viento y el tiempo, sin tener reparos.

 Ein Tag im Leben eines Fischers

 Während das starke Brausen des Windes das Wasser unseres Meeres in Paita aufpeitscht, bereitet der Fischer unruhig seine Fischerwerkzeuge und hofft  auf guten und günstigen Fang. Alle Tage zwischen  fünf und sechs Uhr am Nachmittag  laufen ihre Boote aus ins Meer und kämpfen gegen Sturm und die Seekrankheit. Nahezu zwei Stunden fahren die Fischer durchs Meer und suchen einen Ort, wo sich Fische zeigen. Dort werfen sie mit der Kraft der ganzen Mannschaft ihre Netze aus. Auf dem Weg dorthin, vertreiben sie sich die Zeit mit Gesprächen, mit Spielen oder einfach mit Schlafen, um später zur Arbeit fähig zu sein.

Auf jedem Fischerboot arbeiten etwa acht bis zehn Personen. Alle sind gut ausgerüstet: Stiefel, Kapuzen, Handschuhe, Pullover, lange Hosen, Messer und Mützen etc., alles notwendig, um erfolgreich arbeiten zu können. Und besonders in Winterzeiten ist diese Kleidung nützlich, wenn die Kälte leicht die Fischer überfällt und erstarren lässt.

Wenn alle Geräte gerichtet sind und alles zum Fischfang vorbereitet ist, sind die Aufmerksamkeit und Bereitschaft jedes Einzelnen gefragt, denn sobald Fische gesichtet werden, gibt der Mannschaftsführer jedem Einzelnen an seinem Ort Anweisungen, das Netz zum Fang auszuwerfen. Ist das Netz ausgeworfen, beginnt man den Fischschwarm zu drehen, bis alle Fische eingeschlossen sind. Danach wird das ganze Netz angehoben.

Während das geschieht, ist die spezielle Kraft und Schnelligkeit der Fischer gefordert. “Maña” ist gefragt, die Geschicklichkeit, mit der man mit Leichtigkeit seinen Tag meistert. In diesen Augenblicken, beim lebensbedrohlichen Schaukeln des Schiffes, zeigen die Fischer ihren Überlebenswillen, denn keiner will sein Leben verlieren und in die Hände der gefürchteten “Meeresgeister” fallen.

Sofort wenn das Netz an Bord gezogen ist, holt man die Fische heraus und lässt sie in einen tiefen Behälter im Inneren des Schiffes fallen. Das Schaukeln wird jedesmal weniger und gibt ihnen Kraft und Freude bei der Arbeit der Fischerei;

Der Koch ist ein sehr wichtiges Mannschaftsmitglied, denn während die anderen die Fische säubern, bereitet er einen guten Kaffee oder nebenbei eine gute Fischsuppe, damit die beim Fischfang verlorenen Kräfte wieder hergestellt werden. Aber er ist nicht nur für die Küche zuständig, auch er muss ab und zu den anderen beim Fischfang zur Seite stehen.

Wenn der Fang gut war, kommen die Fischer zurück an Land und übergeben die Fische den großen Fabriken im Hafen; war es ein schlechter Tag, laufen sie wieder aus und suchen so lange, bis wieder ein Fischschwarm gefunden ist. Oft kommen sie dann erst in Begleitung der Morgenröte zurück, um sich wieder vorzubereiten und mit neuen Illusionen und Visionen auszulaufen.

Täglich schicken die Familien der Fischer ihre Gebete zum Himmel, dass er die Fischer beschütze und es ihnen beim Fischfang gut gehen möge. Beim Morgengrauen erwarten besonders die Kinder ungeduldig die Ankunft des Vaters und ob er ihnen etwas zum Essen mitgebracht hat. Aber natürlich überwiegt täglich  die Freude, ihren Papa lebend wieder zu haben.

Allzu oft handelt das Meer wie ein Verräter, skrupellos, und ohne Vorwarnung fordert es mit Hilfe des Windes seine Opfer.